Venia yo este miércoles turbio de finales de diciembre a repetir una obviedad en mi vida. De esas que valen tantísimo la pena repetirse: la música es vida. Todo esto viene a cuento porque ayer se apareció en mi playlist una canción que me estrujó los huesos. Por antigua y melancólica. Por añeja y propia. No sé qué habré estado haciendo yo todos estos años en que esa canción no se me había aparecido en la puerta. Perder el tiempo viviendo, quizá. La susodicha canción abrió además un baúl de recuerdos que tenía yo ya muy bien arrinconados en el trastero
REVISTA
Preciado
Aquí escribe fulano y mengano sobre el país de perengano.