Me maman los recuentos. Hacer estas listas nostálgicas que lo encapsulan todo. Eso, encapsularlo todo. Me mama eso. Se nos acabó el año y para no perder la tradición: mi lista
Para que todo el universo (que eres tú) quepa en este par de líneas huecas habría primero que eliminar todo aquello que pudiera sobrar. Mi melón. Nada en ti sobra. Ni
¿Qué dijeron? ¿Nada de resúmenes dramáticos ni listitas mamonas? ¿Nada de “lo mejor y peor del año”? Pues eso, nada, que ha sido un año de recuentos melodramáticos y cuentas regresivas
#Fact:
El hombre promedio pasa aproximadamente un 55% de su vida adulta seleccionando la opción «ahorita no» a la actualización del software de su celular.
Se mi rueda de viento. ¿Qué más hay por decir?… Sea usté, mi rueda de viento. Siempre. Verá, que en palabras escasas, decirle a una mujer que sea su inalterable destino,
Hacer planes, es por definición –quizá antonomasia- desperdiciar el tiempo. Es la ausencia de cualquier lógica. Querer planificar la frágil existencia me es absurdo. He basado mi vida sobre la idea
No es mucho -ni es poco- decir que todos estos años me había yo rehusado al “teléfono inteligente” (sic). Al “traiga usted su vida consigo para todos lados”. Siempre me había
Como pocas. Uno a veces se levanta sabiendo lo que tiene que hacer. Donde poner la ropa sucia. Donde guardar la despensa. Donde acomodar el coche. Donde apuntar y tirar del
Así las cosas, con la primavera enfrente, con el frío cada vez más distante, y con las nubes cada vez más dispersas: los días se disfrutan más. Se hacen enteros, buenos.