• Rudo Revista
  • Rudo Agencia
  • Blog
De amores platónicos…
Recuentos
Escrito por Preciado PUBLICADO EL 28/12/2018
De amores platónicos…

“Hay decisiones que se tienen que tomar en la vida. A veces planeadas, a veces sin pensar, a veces por compromiso, por conformismo, o por amor… Me voy a regresar a Tijuana. Mañana. En la noche. Estuve poco más de un mes. Estuvimos tan cerquita, más cerca que nunca y no pudimos sentirnos completamente. Con besos, con caricias, con miradas. Me duele en el alma, aunque no lo creas. No sé qué va a pasar ahora. No sé si tenga caso decirte o no mis razones, o los motivos por los cuales estoy tomando esta decisión. Yo digo que es ‘solamente una oportunidad’. Por mí, y por todo lo que me rodea. Discúlpame si en estos días no te contesté el radio, ni los mensajes. Ni nada. Sentía bien feo, pero es que de verdad no podía, estos 4 días pasaron muchas cosas…

No sé qué vaya a pasar ahora con nosotros, y con todo lo verde que nos rodea. Pero sí sé que no me gustaría dejarte así al vacío, como si no hubiera pasado nada. Porque eres especial -creo que siempre lo serás-. Siempre. Porque sí, te quiero, y sí, soy rara, estoy loca, soy dramática. Te soy honesta: no sé qué me vayas a decir, no sé qué esperar de esto. Si me quieras escuchar o simplemente… no sé, nada. Sea como sea respetaré lo que digas, lo que quieras hacer. Mmm no lo sé, creo que en estos momentos hay una nube blanca transparente y nada más, en mi cabeza…”

Hace ya 10 años de esa carta tuya. Me explicabas en ella las razones para regresar con tu esposo –y padre de tus hijos-. Me explicabas, entre otras cosas, que ya no habría un tú y yo. Habíamos pasado meses intercambiando cartas y conversaciones noctámbulas (recuerdo, vívidamente, alguna plática que nos duró hasta el día siguiente, entrada la madrugada, intercambiando canciones y dedicatorias). Nos habíamos enamorado a la antigüita. Con puras conversaciones a distancia. Sin tocarnos. Sin mirarnos. Sin nada en medio más que palabras.

Nos conocimos en la universidad. Me enamoré de ti a primera vista. Y aunque siempre intercambiamos coqueteos y jugábamos a celarnos entre clases, nunca salimos (por alguna razón). Al terminar la carrera partiste a Tijuana casada y esperando tu primer hijo. Yo seguí con lo mío. La desidia. Años después, alguna noche de cervezas en casa, te encontré conectada en el ordenador y empezamos a platicar. Tu marido te había abandonado (emocionalmente) y estabas considerando regresar a Ocotlán con tu hijo. Con tu familia. Habías decidido terminar tu matrimonio. Lo que al principio comenzó como un intercambio de charlas entre amigos: se convirtió en amor. En cariño. En ganas enormes de estar con alguien.

Un día te armaste de valor y decidiste regresar. Habíamos hecho planes para vernos (por fin, después de tanto tiempo), pero –como siempre- quedé mal. Ya no recuerdo si fue el coche descompuesto o el trabajo o la misma excusa absurda mía de siempre, pero: olvidé pasar por ti. Dejaste de contestar mis mensajes al día siguiente y no supe nada de ti hasta ese mensaje de despedida. Después me confesaste que habías decidido darte una segunda oportunidad con tu esposo. Por tu familia. Por Daniel, tu hijo. Seguimos conversando de vez en cuando, de nuevo, ahora sí como amigos. Te convertiste en madre por segunda vez y yo regresé a lo mío. La desidia.

Recuerdo, con fuego, nuestras conversaciones bobas. Inofensivas. Recuerdo los planes de estar juntos. Las ganas de querernos. Tu voz de niña pequeña. La cabaña en el bosque. Nuestro blog (que aún guardo), donde a escondidas nos decíamos lo tanto y mucho que nos pensábamos. Las cartas. Las interminables cartas. Las promesas. Recuerdo querernos puramente. Así sin tonterías. Como si hubiésemos estado juntos por siempre. Recuerdo mucho quererte. El sentimiento despiadado ese, de querer a alguien.

Al final te divorciaste y regresaste a tu pueblo. Y yo seguí con mi vida. Encontré el amor. La vida. Encontré la vida (sí) y dejé a un lado la desidia. Así es la vida, en verdad. Imparable. Momentánea. Necia. Pero, sigo con este tarareo en la cabeza –muy de vez en cuando-, de no encontrar las respuestas. Alguna vez te has preguntado: ¿qué habría sido de nosotros si no hubiese faltado a esa cita? ¿Lo qué sería de nuestras vidas? ¿Lo has hecho? ¿Lo hiciste alguna vez? Me da la sensación de que la vida entera es un: ¿qué hubiera sido si…?

Ayer tu hermana me enteró de tu muerte. Con toda tu juventud y tu lozanía. Y me he tirado al piso como un niño. Has muerto a tus 33 años, con 2 hijos pequeños a cuestas y un mar de vida enfrente. Te has ido por que la gente se va (así, sin mas razones, no hay razones, ahora lo sé), pero igualmente lastima. Sí que lastima. Cuánto.

No puedo decir nada que enmiende el hecho de tu ausencia. No hay palabras que enmienden tu ausencia. Para los tuyos o para mí. No hay enmienda en la muerte. Solo ausencia. Solo palabras.

Aquí las mías, hace algunos ayeres, en que te amé:

“Te quiero a todas horas.

Como reloj te quiero.

No sé hacer más que quererte.

Que pensarte con los segundos que vienen.

Para eso están hechos (los segundos) para quererte.

Para quererte se ha hecho el tiempo.

Para quererte sale el sol y se mete la luna.

Para quererte el viento sopla, y las nubes viajan.

Para quererte las montañas y las olas.

Los bosques, la tierra, y la gente.

Para quererte son las estaciones todas.

El ocaso, el alba. El humo. La cerveza. La muerte.

Para quererte está hecho todo, manzana mía. Para quererte.”

Hasta pronto (mi) Perla,

tuyo siempre.

Preciado
Escritor. Director Creativo en RUDO AGENCIA. Sobreviviente del sexenio de Calderón. #LastWords: "Bueno, esta balada es sólo para avisarte que en estos pocos días no me tomes en cuenta." M.B.
Más leídas
Escrito por Preciado Recuentos
Para el recuento.
Escrito por Preciado Recuentos
Hola y Chau
Escrito por Preciado Recuentos
De amores platónicos…
Escrito por Preciado Recuentos
A mis 33.
Escrito por Preciado Recuentos
Las 10 principales.
Escrito por Preciado Recuentos
Y contando…
Escrito por Preciado Recuentos Relatos
Lado B y el Bonus Track.
Escrito por Preciado Recuentos
La humanidad es de cristal
Escrito por Preciado Recuentos
Recuentos y más recuentos.
ant sig

Comentarios Cancel Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete

Es gratis. No se diga más.

  • FACEBOOK
  • TWITTER
  • INSTAGRAM
  • LINKEDIN
Copyright © 2021 Derechos Reservados. Un producto de PROYECTO RUDO. (contacto@proyectorudo.com)