A propósito de recuentos y recuerdos. Ya hace algunos ayeres de esto: Las 10 principales, un repaso personal con las canciones de mi vida. Las canciones que no suelto y que llevo a todos sitios. Que me definen, entre otras cosas, como un tipo ambiguo e inestable. Si es que siempre lo he sabido. En fin, aprovechando la sonoridad de este nuevo año, y con el beneplácito de los presentes, vengo aquí a presentar mi Lado B. Las canciones aquellas que se quedaron fuera del corte. Que no dieron el ancho, pero que igualmente rezumban y laceran. Son los gustos
Venia yo este miércoles turbio de finales de diciembre a repetir una obviedad en mi vida. De esas que valen tantísimo la pena repetirse: la música es vida. Todo esto viene a cuento porque ayer se apareció en mi playlist una canción que me estrujó los huesos. Por antigua y melancólica. Por añeja y propia. No sé qué habré estado haciendo yo todos estos años en que esa canción no se me había aparecido en la puerta. Perder el tiempo viviendo, quizá. La susodicha canción abrió además un baúl de recuerdos que tenía yo ya muy bien arrinconados en el trastero
A propósito del año que termina, un breviario bastante conciso con las cosas aprendidas este 2020. A ello: La humanidad es de cristal. Recién leía un artículo en el periódico sobre una nueva teoría de la NASA (basada en la “ecuación de Drake”) que habla de la alta probabilidad de que otras especies inteligentes hubieran habitado la propia Vía Láctea, pero ¡hace más de 5 mil millones de años! Esto es, que todas ellas han sido ya extintas, por lo que nuestra galaxia lo mismo podría ser un cementerio de extraterrestres muertos. La teoría plantea que la sobrepoblación de las
Irma (Amézquita), la coordinadora de la carrera, nos citó en su oficina esa tarde para prohibirnos tajantemente reinscribirnos al curso de “Teorías y Técnicas de la Televisión” con el maestro Schwebel. La Universidad de Guadalajara amenazaba con aplicarnos el famoso y temido “Artículo 33”. Sí, el terror de los estudiantes de la UdeG. Para los no conocedores, el célebre artículo 33 de la UdeG significaba la expulsión de por vida de la universidad por reprobar la misma materia en tres ocasiones. Al Juan y a mi nos quedaba ¡un solo strike!. Fail #1 Leonardo Schwebel entró ese día al aula
Mira hijo, trataré de ser breve, aunque sería bueno que te fueras enterando que tu viejo es un tanto testarudo y otro tanto melodramático cuando se sienta a escribir en el cuaderno. Un poco “dramas”. Vamos, que se me da la cursilería como a nadie. Qué horror. Para muestra el título remilgado que me acabo de inventar: “Somos las cosas que amamos”. Qué dramón, sí, de verdad que lo sé. Pero, qué le vamos a hacer hijo, es para darle emoción al texto. Te podrás dar cuenta. ¿De qué va esta película?. Te seré honesto, ¿vale?, que había yo ya
“Hay decisiones que se tienen que tomar en la vida. A veces planeadas, a veces sin pensar, a veces por compromiso, por conformismo, o por amor… Me voy a regresar a Tijuana. Mañana. En la noche. Estuve poco más de un mes. Estuvimos tan cerquita, más cerca que nunca y no pudimos sentirnos completamente. Con besos, con caricias, con miradas. Me duele en el alma, aunque no lo creas. No sé qué va a pasar ahora. No sé si tenga caso decirte o no mis razones, o los motivos por los cuales estoy tomando esta decisión. Yo digo que es
Ya pasaron 7 años. Carajo. Por estos días de Agosto se cumplen 7 años de aquél arranque de impaciencia en que agarramos un par de maletas llenas de chamarras pal frío, las fichas del dominó, la baraja, la cafetera vieja esa, la sillita plegable que servía lo bien de buró que de perchero, la caja de herramientas (regalo del –ex suegro), el televisor viejo Samsung de 21 pulgadas y los devedés, y tomamos rumbo hacia los Altos de Chiapas. Habíamos pasado las vacaciones de Semana Santa (un par de meses atrás) en San Cristóbal de las Casas con los amigos,
No vengo a decirles nada que no sepan: se acabó el año. No hay más. Hasta la vista baby. Pues muy rico y todo pero hola 2018. Así que, para hacer honor a esta cursi costumbrita mía de enumerar las cosas: ¡mi recuento final del año!. Una tradición ya en este su blog de preferencia. Continúe con nosotros. Quédese. Se va a poner bueno. Venga pues. Con ustedes: los Preciado momentos del 2017. No pierda detalle: Navidad en casa. Por primera vez en mucho pero tanto tiempo, la familia completa pasó navidad junta. En mi casa. Con todo y las
Ayer tomé un avión por la tarde. Llegué (creo) pasada la medianoche a darte un beso. A tomarte de la mano -y lo poco que quedaba de tu cuerpo-, abrazado por los huesos. Brotados. Expuestos como mampara de la existencia. Como recordatorio (impune) de lo que somos. Ayer llegué a medianoche a escucharte balbucear por un paño de agua, y se me escurrió la vida de las manos. Al día siguiente tomé un avión de regreso a casa. Fui a despedirme de ti viejito. A decirte al oído que me hiciste la vida fácil. Que me abriste el camino. Y
Un día mamá y papá decidieron quererse. Aunque no estoy seguro a ciencia cierta que eso de querer a alguien sea como tal una “decisión”. Me da la impresión de que alguien -o algo- más lo decide por ti. Lo que sí es que no se te pregunta. Un día estás tan tranquilo tomándote un café en Starbucks (ingenuamente), y al otro ya estás planeando tu vida con alguien. Peleándote por el color de las sábanas para la recámara, o por los platos sucios que nadie quiere lavar. Un día vas tan indiferente caminando por la calle, ignorándolo todo, y